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domingo, 16 de diciembre de 2018

Perdimos nuestro camino, de Gayle Forman

¡Hola a todos! Van a tener que acostumbrarse a que voy a estar un poquitito más seguido por acá, al menos por un tiempo. Y que les voy a traer muchas reseñas porque con tanta abstinencia de lectura ya me leí dos libros (y solo llevo dos días de médica, sin ocupaciones). En el caso de este libro, lo había empezado ya, porque de alguna forma me sentía atraída, y no pude controlarme y lo terminé empezando. Adelanto: Gayle Forman lo hizo de nuevo. 

Título: Perdimos nuestro camino
Autores: Gayle Forman
Año de Publicación: 2018
Páginas: 256
Editorial: Ediciones Urano (bajo el sello Puck)
ISBN: 978-987-4132-13-0
Sinopsis: Solos, están perdidos. Juntos, encuentran el camino. Freya pierde la voz mientras graba su álbum debut.
Harun está planeando escapar de todos los que alguna vez quiso.
Nathaniel está llegando a Nueva York con una mochila, un plan desesperado y sin nada que perder.
Y en ese instante, un giro del destino reúne a estos tres extraños y sus secretos comienzan a develarse mientras se dan cuenta de que para superar sus pérdidas quizás, simplemente, tengan que ayudarse unos a otros a seguir adelante.
Perdimos nuestro camino es historia emocional y catártica sobre perder el amor, encontrarlo y descubrir la persona en la que estás destinada a convertirte. Una obra maestra de la autora de Si decido quedarme, Gayle Forman.
¡Muchas gracias a Ediciones Urano por el ejemplar!

Opinión personal 

Gayle es una de esas autoras especiales a las que sencillamente no sabemos decir no. Yo, que normalmente me salteo los argumentos porque es la primera forma de evitar spoilers, no tenía mucha idea de que trataba, pero estaba segura de que quería leerlo. Y cuando llegó, parecía un imán. No me podía separar del libro, y aún cuando lo dejé lejos de mi lugar de estudio, me encontraba buscándolo con la mirada. Me llamaba desde su interior, una y otra y otra vez, hasta que bueno, rendí mal y terminé buscándolo, aun cuando tenía otro empezado: no tenia forma de escapar de este libro. Algo me dirigía ahí y termine llegando. 
Gayle Forman es una autora que me supo conquistar en todo libro, desde Si decido quedarme. Cada vez que uno de sus libros llega a mi vida es como si por algún motivo tuvieran que caer en ese momento, para transformar algo o hacerme llegar un mensaje oculto de las fuerzas del destino. Y en este caso fue así también. Fue mágico, desde el inicio conecté con la historia y los personajes, encontrándome con un relato maravilloso sobre perder y deambular en búsqueda de un algo que no sabemos que es. 
Creo que, de los libros que leí de la autora, es en este sin duda donde mas hace gala de su talento, intercalando voces, tanto de parte de un narrador omnipresente (al que sentí como el universo que conjura todo en El sol también es una estrella), como de parte de los tres protagonistas, contándonos sus rutas hacia el lugar donde el destino anudo sus caminos, para unirlos y darles algo que buscaban sin saber, casi como si fuera un secreto. 
Por otro lado, amé que fuera capaz de poner en palabras pensamientos que alguna que otra vez tuve, pero que nunca pronuncié por miedo a que nadie supiera entenderlo. Y lo remarco porque la mayor maravilla que existe en la literatura es eso, precisamente: encontrar lo que tenemos dentro nuestro y nos da miedo o no podemos asumir, expresado con palabras mágicas que funcionan como un bálsamo sanador a partes nuestras que no reconocíamos que estaban tan heridas.
La historia me pareció preciosa: tres jóvenes, de distintos orígenes, que perdieron su rumbo, y deambulan pensando en el próximo paso, y terminan entrecruzándose para comenzar una odisea que les permita redescubrir el universo con nuevos ojos. La manera en que los tres mundos, tan diferentes entre si, se entrechocan en lo que sin duda es un nudo entre sus caminos, que termina atándolos y generando nexos entre ellos que no parecen tener demasiado sentido me pareció una de las cosas más lindas que he leído en el último tiempo. Estos tres mosqueteros del destino, cada uno con su mochila a cuestas, llena de sueños, desengaños y tristezas, que miden la tristeza de la misma manera, recorren la ciudad como excusa, para no tener que separarse, y comienzan a descubrirse entre sí y a si mismos de maneras que nunca antes lo habían pensado. Es un relato de pérdida, tristeza y dolor, pero también de como, después de cada caída, uno termina poniéndose de pie y reencaminándose, en una nueva ruta, luego de ajustar la mirada. 
Los tres personajes principales que, en esta ocasión, la autora nos presenta son tremendamente especiales y diversos, pero tienen una cosa en común: ninguno se siente encajar en su mundo de origen. Por un lado, esta Freya, una prometedora artista que en medio de la grabación de su primer álbum pierde la voz. Después, esta Nathaniel, alguien que recién llega a Nueva York, con un plan que no está dispuesto a cambiar, sintiéndose invisible frente al mundo. Y por último, está Harun, un joven de ascendencia musulmana, que tiene un secreto y un plan B. Los tres se sienten ajenos a quienes los rodean, se sienten como polizontes en su propia vida, y están inundados de tristeza, de esa que nos aleja un poco del mundo, pero nos acerca a quienes hablan su idioma. Y, hablando estos tres el mismo idioma... ¿cómo podrían no encajar como piezas de un mismo rompecabezas?
El final es, quizás, la única cosa que tengo para criticarle. ¿Por qué? Porque la pinche Forman me hace siempre lo mismo. Me deja un final abierto y yo me quedo mirando a la nada, preguntándome una y otra vez que habrá sucedido con esos personajes con los que tanto me encariñé, necesitando más, mucho más. Lo peor de todo, es que, en cierta forma, entiendo porque en este caso es un final abierto: las posibilidades son infinitas. Y eso es maravilloso. Pero sigo sin poder dejar de preguntarme que habrá sucedido después... Sólo un epílogo te pido la próxima Gayle! 

Frases preferidas

  • Creo que es un honor estar con la gente cuando abandona el mundo. 
  • Quizás sean completos extraños, con vidas diferentes y problemas diferentes, pero allí, en la sala de emergencias están midiendo la tristeza de la misma forma. La están midiendo en pérdidas.

Recomendado

Si te gustó El sol también es una estrella, te ordeno (si, dije ordeno) que leas este libro. 




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