La invención de Hugo Cabret, de Brian Selznick

¡Hola a todos! Les traigo la reseña que más ganas tenía de escribir. Es de un libro que, hace muuucho mucho tiempo, puse en mi TBR de Goodreads. Hace poco, estaba haciendo limpieza, y dude acerca de si sacarlo, ya que era un libro que nunca pero nunca había visto, y comenzaba a pensar que nunca me lo iba a cruzar, pero lo dejé, porque sentí que no perdía nada. La semana pasada volvía del banco y pase por la librería de usados a mirar la vidriera y quizás chusmear dentro. Y ahí estaba. En la vidriera, acomodado entre libros que no eran ni la mitad de especiales, y que fácilmente uno encontraba en la librería. Entre, como atraída por un imán, y sin importar cuantas vueltas diese, volví a la vidriera, dispuesta a llevármelo. Tenía algunos detalles, pero estaba ahí, entre mis manos, y la edición era absolutamente fantástica. Luego, vi lo que costaba en MercadoLibre y sentí que tenía oro frente a mi. Esa misma tarde empecé a leerlo... y cambió por completo mi perspectiva de como se narra una historia.

Título: La invención de Hugo Cabret
Autora: Brian Selznick
Año de Publicación: 2007
Páginas: 533
Editorial: Ediciones SM
ISBN: 978-84-675-2044-6
Sinopsis: Huérfano, relojero y ladrón, Hugo vive entre los muros de una ajetreada estación parisina de ferrocarriles. Si quiere sobrevivir, nadie debe saber de su existencia.
Sin embargo, un día tiene un descuido y es descubierto por una excéntrica chica, amante de los libros, y por un viejo y amargado juguetero. Y ya nada será como antes.
Un críptico dibujo, un valioso cuaderno de notas, una llave robada, un autómata y un mensaje oculto del difunto padre de Hugo son algunas de las claves de un intrincado misterio.
Con 284 páginas de ilustraciones originales y combinando elementos de los álbumes ilustrados, las novelas gráficas y el cine, Brian Selznick expande los límites del concepto de novela, creando una nueva experiencia lectora. 

Opinión personal 

Cuando hojeé el libro antes de comprarlo, me sorprendió la edición. Casi todas las hojas escritas eran negras con un recuadro blanco donde estaba el relato, y las demás eran ilustraciones, que a veces ocupaban las dos páginas enteras. Me resultó extraño, y fue una de las cosas que aseveró mi necesidad de llevármelo. Pero no fue hasta que me senté a leerlo que entendí lo mágico que se escondía detrás de esas páginas enmarcadas en negro, las palabras, que parecían pocas dada la extensión, pero que se veían complementadas por la sucesión de imágenes que narraban parte de la historia, con el mismo detalle que el texto; y como la combinación de ambas constituía una forma única y asombrosa de construir un relato.

Es por eso que no puedo menos que deshacerme en elogios para con el excelente narrador y dibujante que es Brian Selznick. Es el primer libro suyo que leo y de seguro que tengo mucha curiosidad por leer otros, donde si no recuerdo mal lo que leí, narra de la misma manera, valiéndose de ambos recursos. Es increíble, y aunque suene repetitiva, necesito remarcarlo; como el autor logra trasmitir tanto con imágenes en blanco y negro, que parecen escapadas de las viejas películas de cine mudo (a las que, en definitiva, se homenajea con la historia).
Obviamente, mi perspectiva sobre los libros ilustrados y como pueden las imágenes ser super valederas para narrar una historia, dando una nueva voz al narrador. Lo qué, teniendo en cuenta este libro y como el autor diagramó todo el libro, es maravilloso.

La historia es preciosa, tiene la dulzura propia de una historia de niños pero puede ser leída por gente de todas las edades e igualmente apreciada. Cuenta como un niño, Hugo, que vive en la estación de trenes, ocupándose de los relojes (que en realidad es trabajo de su tío, que desapareció hace tiempo), busca terminar lo que su padre no pudo: arreglar un autómata que escribe. En su intento por conseguir más piezas, es descubierto por un viejo juguetero y su sobrina. Ahí, todo se le va a complicar un poco, y tendrá que ingeniárselas para poder cumplir con su cometido. En ese camino, nos internaremos en la Francia de principio de siglo XX, y podremos vislumbrar un poco el mundo del cine, además del mundo de la relojería y la ilusión, los tres sumamente relacionados en esta historia, donde todo pasa por algo. 

Hugo es un niño inteligente, que roba por necesidad, para comer y para poder cumplir con lo que más le recuerda a su padre. Es hábil con todo lo que tenga un mecanismo, y es bastante desconfiado, pero seamos sinceros: no tiene a nadie, su padre se murió, su tío se dedicó al alcohol, y tiene miedo que lo descubran en su situación de desamparo y lo terminen llevando a un orfanato. Por otro lado, el juguetero, es un señor desconfiado también, pero porque conoce más de lo que dice. Fue un personaje que me gustó mucho y cuyo desarrollo y revelación final (además de ser cruciales para la historia) me parecieron un poco inesperados y sumamente interesantes. Yo había formulado varias hipótesis, pero ninguna de ella le paso ni cerca. Me gustó que me sorprendiera, ya que fue una especie de plot twist gigante, a la vez que no lo fue, porque era una verdad evidente en cierta forma. En cuanto a Isabelle, la pequeña que esta bajo la tutela del juguetero, es también brillante, y su amor por los libros es algo con lo que uno fácilmente se engancha. Es capaz de leer todo lo que le caiga en manos, pero cada tanto vuelve a releer el mismo libro de mitos griegos una y otra vez. Es algo metiche, como una mini detective, y ayuda a Hugo a descubrir la verdad detrás de todo. 

El final me gustó mucho. Le hace justicia a la historia y tiene ese gusto a final feliz de los cuentos que leíamos de chicos, esos que recordamos y nos hacen sonreír aún ahora. Además, ese último capítulo es todo. El cierre que le da al libro (y la explicación del nombre) es sumamente ingeniosa. Chapeau al Sr. Selznick. Escribió definitivamente la que será una de mis mejores lecturas en el año sino la mejor. Este libro es único en todo sentido: la preciosa edición, las imágenes, la forma de narrar, el como parece desde el comienzo una película en la que uno se sumerge como si la pantalla fueran las páginas del libro, para terminar de la misma manera, hasta fundirse en negro, como cuando termina la película y tenemos que irnos del cine...

Frases preferidas

• A las máquinas nunca le sobra nada, ¿sabes? Siempre tienen las piezas justas para funcionar. Y entonces pienso que,  si el mundo es un mecanismo, tiene que haber una razón para que yo esté en el. Y otra para que estés tú, claro.
• Si alguna vez te has preguntado de donde vienen los sueños que tienes por la noche, mira a tu alrededor y lo sabrás. Aquí es donde se hacen los sueños. 
• Estoy mirando a todos los que han querido acompañarnos en esta velada, y quisiera decirles que no veo un auditorio lleno de parisinos ataviados con sombreros de copa, joyas y vestidos de seda. No veo banqueros, amas de casa o dependientes. No. Hoy me dirijo a ustedes viéndolos como lo que realmente son: sirenas, viajeros, aventureros y magos. Ustedes son los verdaderos soñadores. 

Recomendado

A todo aquél que quiera sentir la magia del cine en las páginas de un libro.