Cartas para Victoria, de Marcelo Puglia

¡Hola a todos! Es unas de esas intros donde no sé que decir. Sólo diré que aún hoy me resulta desconocido el motivo por el cual pedí este libro cuando lo hice. Me recordó nuevamente a lo que dijo una vez Rocío, la bibliotecaria de mi escuela "siempre estamos buscando respuestas". No sé si las encontré en este libro, probablemente no, pero sé que estoy renovada luego de haberlo leído, aunque no se note demasiado en mi rostro todavía. Agrego: es una de esas reseñas muy especiales que se salen de lo que habitúo

Título: Cartas para Victoria
Autor: Marcelo Puglia
Año de Publicación: 2015
Páginas: 340
Editorial: Ediciones B (bajo el sello Vergara)
ISBN: 978-950-15-2633-2
Sinopsis:La vida de Mauricio -periodista y bloguero- puede contarse en números: a los 40 años, es padre de una beba de 28 días y le restan solo 6 meses de vida. Si Mauricio viviera un promedio de 70 años, cada uno de esos 6 meses significarían 5 años. ¿Cómo enfrentar un dramático final anunciado? A la hora de escribir su lista de los pendientes, registra deseos tan disímiles como casarse con Gabriela, su pareja y mamá de la recién llegada Victoria, y cantar con Paul McCartney. Los días por venir serán vertiginosos: hay que dejarles un futuro asegurado y, sobre todo, un testimonio de su paso por este mundo. Allí anidan, y ven la luz, estas Cartas para Victoria. En ellas, Mauricio le habla a una hija que crecerá sin él, para que tenga de la única manera posible su amorosa mirada y su mano segura como guías. Lo inesperado de la vida muestra en estas páginas sus luces y sus sombras en un tono agridulce. De esta historia de dolor, sorpresa y esperanza, aprendemos una lección: aun después de la última palabra, la rueda sigue girando y es capaz de producir hechos extraordinarios.
Marcelo Puglia nos propone un viaje de emociones profundas en esta novela conmovedora.
¡Muchas gracias a Ediciones B por el ejemplar!

Opinión Personal

Sentada frente a la pantalla, recuerdo una reseña que hice. Hablaba de como los libros, como arte, debían hacernos sentir, independientemente de lo que muchos llamen "la calidad" literaria. Y hay una palabra que se me viene a la mente cuando pienso en que me hizo sentir este libro, y es esta: Maremoto. En parte, porque todavía me escocen los ojos de tantas lágrimas que derramé, y en parte, porque la apabullante cantidad de emociones con las que me golpeó este libro no merecen otro nombre. 

Creo que es justo para quien me lea, que cuente un poquito sobre mí, sobre todo si no me conoce lo suficiente. Mi papá falleció cuando yo tenía 12 años. Desde entonces pienso mucho sobre eso, sobre la relación de ese suceso con el resto de lo acontecido en mi vida, sobre la muerte, sobre el después de la muerte y sobre el que pensará el que ya no esta con nosotros, abrazándonos y haciendo chistes tontos para alegrarnos en nuestros momentos apagados. 

Dicho eso, no miento cuando digo que cuando leí la dedicatoria se me hizo un pequeño nudo en la garganta:

Para todas las Victorias que al leer este libro encuentren alguna respuesta que las ayude a superar la pérdida de un ser querido.

Aclaremos lo siguiente: pasaron 12 años de mi "suceso" (y me tomaré el atrevimiento de seguir llamándolo así, ya que, después de, precisamente, 12 años, sé que el efecto que la frase "murió mi papá" es mayor en los que no conviven con el hecho que en mí, así que lo haré a modo de cortesía para el lector); y no busco superar algo que no se supera, simplemente uno aprende a vivir, y sigue viviendo y viviendo. La resiliencia permite que lo que no nos mate nos haga más fuertes, y quiero creer, a mi modo, que eso es lo que sucedió conmigo. Soy más fuerte de lo que fui, y sé que puedo soportar mejor los golpes de la vida, que a veces parece que nunca dejan de llegar, pero a los que nunca dejara de presentarle cara. Sin embargo, si buscaba palabras. Esas palabras que muchas veces, cuando alguien se va, quedan sin decirse. Uno nunca las dice, tienen demasiado sabor a despedida. Suenan casi como un pájaro de mal agüero, por lo que uno las evita... y cuando las quiere decir, suele ser demasiado tarde. 

Este libro me permitió hallarlas. Creo que dice algo muy cierto: el amor por un hijo es distinto, único y especial, y todos los padres (y por padre no me refiero únicamente a un progenitor, sino en un sentido más amplio de la palabra) encuentran en sus hijos sus más profundos anhelos, su todo. Sé que para mi papá lo fui, por lo que, asumo, que parte de lo que Mauricio escribió y creó para Victoria se aplica en mi y en muchas Victorias, Luz, etc. más. Son un abrazo, un mimo desde la lejanía del más allá, de lo desconocido; como lo son para la Victoria que crecerá sin su papá. 

Hablando del libro en particular: es la primer obra que tengo el gusto de leer del autor. Me gustó mucho. Fusiona todo ese maremoto de emociones con un particular humor que logrará más de una vez sacarnos una sonrisa y hasta arrancarnos una carcajada. Me gustaría disfrutar otro libro suyo, probablemente uno que no me afecte de esta manera, aunque esas últimas tres palabras... Ya hablaré de eso cuando hable del final. 

La historia es adorable, sumamente emotiva, por la realidad con la que esta escrita y demás. Me hubiera gustado (la médica en mí opina) que hubiera incluido un poco más de información sobre el tumor, ya que es como que hay cierto vacío sobre el asunto. Sé que la novela no apuntaba a eso, pero creo que hubiera sido un poco más realista (como bien dice, todos consultamos al doctor google, y buscar tumor cerebral es algo bastante extenso y general como para quedarse en eso). 

Mauricio Marrat es una persona que me encantaría conocer, y sentarme junto a él en un café a disfrutar de un kit-kat. Su humor, su fortaleza, sus ganas de encontrar lo bueno a todo, su resignación, su pasión... Son sólo algunas de las virtudes en este hombre a quien la vida ha favorecido con una hermosa hija, una mujer a la que ama y un tumor cerebral (que conste que suena a algo que el diría). Los personajes que acompañan su película están llenos de particularidades, y logran llenar de colores un relato sobre la vida, la esperanza, el después y eso que no conocemos del todo bien y en lo que casi no pensamos hasta que la parca esta a punto de tocar el timbre. 

Prometí hablar del final... El último capítulo fue muy emotivo, y realmente sentí la energía que describía. Ahora el epílogo... es harina de otro costal. Las últimas tres palabras harán que el lector interrumpa sus lágrimas por la sorpresa (por unos segundos, luego el dolor y la emoción vuelven a hacer mella en uno) y abra la boca con una pequeña ilusión. Y eso es todo lo que diré... Si les dio curiosidad... Ya saben donde encontrarlo.

Frases Preferidas

• ¿Sabes que hace la diferencia entre comer caviar y mortadela? La persona que está a tu lado en ese momento.
• Te amo a pesar de todos los "aunques".
• Tú no seras apenas una historia o un cuento.

Recomendado

Si te gusto Cartas de Amor para los Muertos u, obviamente, si sos una Victoria.